sábado, 4 de agosto de 2007

Responsabilidad Social Coorporativa de la Empresa

Juan Andrés Bueno, gerente de Gráficas Urania de Málaga, junto a su maquinaria de impresión. Ha colaborado generosamente en la edición de folletos y en el diseño de la caja de Compromisol.
La empresa privada es el motor de la vida económica de la sociedad occidental. Genera recursos con los que atiende a la remuneración de sus colaboradores, contribuye al erario público con sus impuestos y facilita a la sociedad los productos o servicios objeto de su existencia. Con estos compromisos tiene sobradamente lograda su función social: atender al desarrollo de las personas que trabajan en ella y al de sus familias; estructurar la sociedad de modo armónico; y colaborar al desarrollo del país correspondiente, con la tercera vía, de los impuestos. Recientemente al crecer la sensibilidad por los problemas sociales la empresa se ha planteado contribuir con su patrimonio al desarrollo de fines de interés general. Esta función de patrocinio surge de una mayor cercanía entre el sector productivo y el sector de consumo. Se genera en la empresa una nueva responsabilidad: comprometerse en objetivos de interés general, ajenos a sus propios fines. En primer lugar los acomete a sus expensas, y en un segundo momento con la ayuda fiscal del Estado, que hace menos gravosa esa nueva carga. De este modo, parte del dinero que tendría que pagar en impuestos, destinados a atender necesidades genéricas, la empresa lo utiliza en necesidades, de interés público también, pero más específicas y cercanas, gozando de la garantía de ver su patrimonio bien administrado y empleado con eficiencia. Entonces el empresario advierte que no perjudica a los fines de su entidad patrocinada, la presencia de la publicidad de su marca, y con esta nueva variable, consigue equilibrar económicamente su inicial esfuerzo. En los últimos años ha habido un incremento importante de la dedicación de las empresas al patrocinio de labores sociales. Inicialmente se centraban en temas de medio ambiente como contrapartida de posibles daños originados en la producción. Más recientemente se ha normalizado que las iniciativas apoyadas sean completamente ajenas a sus fines, intentando, como es lógico, conseguir una cercanía a los intereses de buena parte de sus clientes habituales.


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